Si el año pasado fue Paula Pupo, este año han sido galardonados, con el Premios extraordinarios de Enseñanzas Artísticas Profesionales que concede todos los años la Consejería de Educación, Cultura y Deportes, dos alumnos del ciclo de Fotografía de nuestra Escuela.
Los premiados han sido Inés Fernández y Juan Pablo Resino. Enhorabuena a los dos por sus magníficos proyectos que no solo reconocen vuestro esfuerzo, si no también el de los profesores del ciclo al que desde aquí también felicitamos.
Proyecto «Simply Food» de Inés Fernández
Proyecto «Ver el bosque» de Juan Pablo Resino
Me matriculé en el ciclo de fotografía movido por ciertas dudas que siempre me asaltaron en mi afición por la fotografía de naturaleza. De ahí la elección de una temática documental para mi trabajo final.
En él trato la problemática que siempre acompaña a lo documental. Si lo documental es -en resumidas cuentas- la ausencia de intervención, incluso de condicionamiento, de lo que sucede ante el objetivo, parece inevitable el pensamiento de la ausencia de autoría plena por parte del fotógrafo, que se tiende a considerar en tal caso como mero copista de la realidad.
Por supuesto que la conclusión de mi proyecto no aporta nada más allá de lo evidente: el fotógrafo es siempre autor porque en lo que ve en el exterior siempre participa inextricablemente su propia identidad.
Sin embargo el hecho de que esto se olvide con tanta facilidad en favor de la apariencia de que no intervenir es no crear, es lo que me lleva a analizar los porqués de esta apariencia tan recalcitrante. Así mi pretensión no era aferrarme ciegamente a la solidez de una conclusión ya conocida de antemano, sino tratar de ser plenamente consciente de mi forma de entender la Fotografía a través del análisis de los múltiples factores subjetivos que conforman el hecho fotográfico.
Por tanto mi proyecto, en su parte literal –la memoria- es una reflexión sobre variados aspectos que se tienen por primordiales en la ecuación fotográfica: originalidad, belleza, aura, indicialidad, arte, autoría. Apoyado en textos de diversos autores fui hilando un guión que me dirigía a la conclusión conocida pero con el regalo, eso sí, de comprender en ese trayecto que la subjetividad reina sobre todo el proceso en contra de pretendidas verdades rectoras que deliran arrogándose la facultad de jerarquizar objetivamente la creación fotográfica.
Por las limitaciones de este resumen expongo como ejemplos el concepto de aura y el de belleza. El primero sugiere la posibilidad de que la fotografía capte el alma de las cosas, del mundo, del exterior: como ejemplo más característico el retrato. Incluso ante la arrolladora sugerencia de ciertas miradas, fisionomías o poses, sería un demérito para la fotografía, para el fotógrafo, el que realmente estuviese entre las facultades de la cámara fotográfica radiografiar la mente de las personas, pues en tal caso el impacto de la imagen, lo que admiramos en ella, sería algo externo al fotógrafo. Esto entronca con la belleza, que nunca en fotografía se debe solo circunscribir a la que poseen el mundo externo o sus protagonistas. El aura y la belleza de las cosas no pueden ser el sostén de una fotografía creadora, pues ya existen, no son creadas y por tanto nunca son mérito del fotógrafo. La belleza de una fotografía solo puede ser entendida como el orden estético que el fotógrafo impone al caos, a la aleatoria realidad. En ese sentido se comprende que la única aura de valía que capta la fotografía es la del propio fotógrafo.
En el caso de la belleza también trato una segunda faceta aun más falaz: su objetividad. Aquí me apoyé y disfruté con las ideas del único autor que pienso citar en este resumen –Paul Valery- quien expresa con gran inteligencia y profundidad la imposibilidad de establecer jerarquías en lo bello. Y de todas estas profundidades volví a lo documental, motivo esencial de mi proyecto. El documentalista desea intervenir por delante del objetivo o por detrás de la toma -el procesado- para realzar la belleza cosmética de lo que acontece tal cual, apropiándose irónicamente de la única belleza que no le corresponde.
¿Y que tiene todo esto que ver con mis fotos? ¿Cómo lo reflejan? Me centré en trasladar el concepto de mi proyecto a sus imágenes. Así mi “aura” autorretratada aparece en todas las fotos junto a motivos arbóreos diversos, como metáfora de la visión sobre la fotografía que he desarrollado en la memoria.
Técnicamente, como no podía ser de otra forma en un proyecto documental, cada imagen es un único RAW. Necesité bajas obturaciones para entrar y salir de los encuadres a dejar mi propia huella, así trabajé únicamente en intervalos de tiempo de media hora con el sol por debajo del horizonte. Huí de los tonos cálidos propios de tales instantes apuntando en dirección opuesta al sol, así obtuve menores obturaciones y de paso no caí en el atractivo de una belleza que atentase contra mis ideas. En definitiva me situé literalmente junto a diversos árboles en el intento simbólico de utilizarlos para conseguir ver el bosque que es la Fotografía… tal y como yo la entiendo.
Juan Pablo Resino Rubio.